¿Cómo impacta el aislamiento social en la salud mental de las personas?
Una de las variables que interviene es la personalidad. Hay muchas personas que reaccionan con altos niveles de ansiedad, temor, inquietud, ya que tienen una personalidad ansiosa. Otros tienen una personalidad más bien depresiva y, al recibir una noticia traumática reaccionan con tristeza, se ponen nostálgicas, extrañan demasiado a sus familiares, es decir, reaccionan con mucho dolor psíquico. Aquellos con temperamentos más agresivos, se enojan y reaccionan agresivamente con los vecinos que incumplen con el aislamiento y con las personas con las que viven. Finalmente están los que niegan la situación, rompen la cuarentena, salen de la casa, creen que todo es una conspiración de los medios. Otros enfrentarán situaciones de estrés y saturación por la falta de espacios personales que oxigenen un poco ciertos vínculos. Es importante saber que, de un modo u otro, nuestras emociones van a ser movilizadas y es muy bueno reconocerlas, poder identificarlas.
¿Cómo abordar el día a día con los niños en esta situación?
Los niños tienen una necesidad fisiológica de movimiento importante y ante la imposibilidad de realizar esa descarga física suelen ponerse ansiosos e irascibles. Además están tan desconcertados como los adultos con el cambio abrupto de rutina. A pesar de que son mucho más resistentes que los adultos a los efectos psicológicos del aislamiento, no son inmunes en su totalidad. Por eso será importante explicarles que está sucediendo de un modo que ellos puedan comprender. Mantener, dentro de lo posible las rutinas básicas de horarios. Si tienen abuelos promover algún espacio de conexión preferentemente con pantalla para que puedan verse.
¿Qué pasa con los adultos mayores?
Como se ha demostrado en algunas investigaciones, para ellos es importante percibirse como personas independientes. Es importante que la familia tome el hábito de llamarlos por teléfono y mandarles mensajes. Lo ideal es que interactúen por lo menos con tres personas en el día, para mantener la estimulación cognitiva. Durante la llamada, es importante que los familiares y amigos les pregunten qué hicieron hoy, qué comieron, si hicieron algún ejercicio físico, si leyeron algo.
¿Y el resto de los grupos etarios, jóvenes y adultos?
Los más jóvenes, los que tienen menos de 25 años, son los que más signos de depresión severa manifestaron en este tiempo. Son el grupo etario más activo en cuanto a la vida social, no suelen pasar normalmente mucho tiempo en sus casas. Algo que la relación virtual todavía no reemplaza. Los que actualmente tienen entre 40 y 50 años son los que más en serio se están tomando esta situación. En medio de la pandemia de COVID-19, son responsables de administrar los hogares, cuidar a los niños y a los padres ancianos, deben asumir la peor parte del estrés. Para muchos se trata de la generación que está más preparada, emocionalmente, para sobrellevar ésta situación. En todos los casos, la brecha intergeneracional se diluye desarrollando actitudes que nos permitan saltarla y conectar, para eso la pandemia nos ha ayudado a desarrollar la flexibilidad y la empatía.
Las responsabilidades laborales se mantienen para muchos ¿Podés darnos algún consejo sobre como manejar de modo saludable el trabajo desde casa?
Hay que tener en cuenta que una de las trampas del famoso “home office” es la de hacernos creer que podemos manejar los tiempos cuando en general sucede todo lo contrario. Un poco por falta de experiencia y por falta de auto límites en otros casos, se vuelve un elemento más de tensión familiar. Por eso, se hace imprescindible planificar el tiempo, establecer un horario para hacer las actividades laborales. También lo es mantener todas las rutinas y hábitos que sean posibles: horarios de comidas y sueño, llevar una alimentación equilibrada, moverse.
¿Qué consejos de convivencia podes darnos para este momento?
Es importante consensuar ciertas normas, comprender las necesidades específicas de los demás y respetar espacios y tiempos diferenciados. Una buena idea es escribir un cronograma o gráfico de división de tareas y colocarlo en un lugar visible para todos. También apuntar ideas de cosas para hacer en casa en los días en que no se puede salir. Es importante también planificar momentos de ocio y actividades lúdicas conjuntas (como juegos de mesa o ver películas en familia), sin olvidarnos de aquellas actividades que cada uno quiere hacer por separado.
Cuando esto termine, ¿cuál es la mejor manera de volver a la vida normal?
El mundo ha cambiado muchas veces, y está cambiando de nuevo. Habrá que adaptarse a una nueva forma de vivir, trabajar y forjar relaciones. Pensando en el día después de la cuarentena, sabemos que la salida será gradual y paulatina, y deberíamos recuperar la confianza en nosotros mismos y evitar caer en los sesgos confirmatorios que muchas veces nos llevan a recortar solo un aspecto de la realidad, en este caso una pandemia, para confirmar que el mundo es peligroso, y que hay que vivir en estado de alerta, cuando, en realidad, hemos vivido más tiempo en situaciones de bienestar que de peligro. Es importante recordar que cuando tuvimos que transitar momentos difíciles los hemos superado.