El segundo año del Taller de Teatro puso énfasis en que los chicos incorporen elementos de construcción del personaje. Cuál es el impacto de este espacio en lo personal y grupal.
El Taller de Teatro es una iniciativa del área cultural de la Cooperativa que posibilitó que muchos chicos se animen a conocer una expresión artística que abarca mucho más que actuar en el escenario.
«El teatro me gustó desde chica. La noticia de que abrían un taller en la Cooperativa llegó a mi casa cuando yo estaba recién salida del secundario y no sabía muy bien qué estudiar. Me movió más que nada el hecho de pensar que era volver a jugar, jugar a que soy otra persona, con otra personalidad y otra historia», dice
Ailén Monticelli, una de las alumnas. Agustina Perez Díaz tuvo un inicio semejante:
«empecé teatro para probar algo nuevo y ‘sacarme un poco la timidez’. Que la Cooperativa ponga a nuestro alcance el taller me decidió a probar la clase».
Otra de las alumnas,
Ángeles de Céspedes dice que la motivaron «
las ganas de encontrar una forma de expresión corporal, y un espacio de encuentro con mis emociones. Destaco del taller todo lo que aprendí y las personas que conocí allí, que hoy son mis amigos. Conocí otras vidas, otras formas de pensar». «Me trajeron al taller las ganas de generarle emociones al público. La necesidad de sentir también, ya que trabajar en un personaje me hace experimentar emociones y eso me encanta», dice
Guillermo Dose, alumno. La artífice de que la Cooperativa sea una usina actoral es
Valeria Masello, responsable del taller desde el año pasado, que afirma que
«a un año de haber empezado las clases, valoro el compromiso de los chicos que fue creciendo con el tiempo, y que son un gran equipo que se apoya y se ayuda. Eso va más allá del teatro», asegura. Micaela Benítez es otra de las alumnas y destaca «el lindo grupo que se formó y la dedicación y compromiso de la profesora para que demos la mejor versión de nosotros mismos en el escenario. Al momento de la función, doy lo mejor de mí». Lo mismo destaca Matías Pedezert que pone de relieve «la buena relación que tenemos entre los compañeros, el profesionalismo y el carisma de la profesora».
«Este año trabajamos mucho el personaje, a partir de la idea del ‘sujeto escindido’, de
Raúl Serrano.
Los que vieron la presentación del año pasado van a ver que ahora los personajes están más trabajados, los chicos pusieron mucho empeño en esto», asegura la docente.
Delfina Miserere, otra de las alumnas, dice que
«fue difícil romper con el personaje que habíamos armado para perfeccionarlo y aunque sea la segunda función de esta obra, siempre están los nervios y esa vergüenza ante los que nos conocen». Agustina está feliz porque sus compañeros
«son muy amorosos y compañeros. Para ‘Los árboles mueren de pie’ estamos ensayando mucho, preparando vestuarios y escenografía».
Ángeles asegura que se prepara con mucho entusiasmo para esta nueva función,
«siento que mejoramos mucho desde la presentación del año pasado y disfruto que la gente venga a vernos y nos acompañe en los proyectos que tenemos como grupo». Camila Colman es la más chica del grupo y esta presentación la pone nerviosa:
«es que me toca un personaje complejo y no tengo mucha experiencia», afirma. Por su parte, Guillermo se muestra más confiado: «esta función de la obra lleva más trabajo, más concentración, ya que hago dos personajes diferentes, con emociones diversas. Pero creo que vamos a conseguirlo y que va a hacer un espectáculo increíble». El éxito logrado el año pasado y el entusiasmo del grupo hizo que surgieran propuestas de hacer la obra en otros centros culturales y teatros.
«Para lo que queda del año seguiremos trabajando haciendo énfasis en lo vocal, lo corporal y por supuesto lo actoral, que es lo que trabajamos mucho desde principio de año», agrega Valeria.